El diseño es tiempo de trabajo

Todos sabemos que cada cliente es un mundo, pero generalmente suelen coincidir actitudes que los permiten clasificar, esto viene a cuento de que hay clientes que valoran un buen diseño y que están dispuestos a pagar ese tiempo que conlleva el prepararlo, y otros que no valoran en absoluto el diseño y solo buscan un precio barato.

Debemos tener claro que nuestro tiempo vale dinero, y hemos de hacérselo saber a nuestros clientes, es muy fácil pedir que nos rotulen un auto sin tener una idea de lo que quieren, esto todos lo sabemos muy bien, hay clientes que te piden un boceto y después de diseñar un par de ellos nos contestan que no les gusta, el cliente puede optar por pedirte otro boceto distinto, cambiar de diseñador o lo peor que se lleve el boceto para pensárselo y despues veas tu diseño efectuado por otro, porque éste le hizo el trabajo más barato, esto nos ocurre habitualmente.

La solución a este problema pasa por dejar claro al cliente lo valioso que es nuestro tiempo, y nada es más valioso para un cliente que cuando cuesta dinero, la forma mas sutil de hacerlo es decirle por ejemplo: “en nuestra empresa cargamos unos honorarios para el diseño de bocetos, mínimo de x horas a razón de x pesetas por hora de trabajo, necesitamos un depósito de x pesetas para empezar a realizar un primer boceto, o bien si usted nos trae un boceto de lo que realmente quiere no le cobraremos nada por este concepto”, sabemos que un alto porcentaje de clientes son tan comodos como para ponerse a pensar en un diseño, alguno se animará y se dará cuenta del tiempo que se emplea en dar con un diseño que le guste. Si se decide a contratarnos, el boceto tengamos cuidado al enseñárselo, porque puede ser que o bien nos acepte el trabajo y entonces todos satisfechos, o que el cliente nos pida el boceto para consultarlo con su jefe, compañero, mujer, amigo o quien se le ocurra, en este caso dejemos claro que si el cliente se lo quiere llevar tiene que pagar una gran parte del anticipo y hasta su precio final, puesto que el diseño ya está realizado.

Sabemos perfectamente que esto nos puede llevar a que el cliente no quiera aportar ese primer depósito y desaparezca por alegar que no confiamos en él, aquí tenemos que aprender a utilizar la psicología de las ventas para no dar a entender nuestra desconfianza, reforcemos la idea de que somos profesionales y que nuestro trabajo es importante. Podemos ofrecer el abono de ese depósito si el cliente acepta finalmente la rotulación siempre que sea un trabajo rentable.

Sepamos distinguir al cliente que realmente duda a la hora de la elección del boceto, y necesita del consejo de otra persona, del que se quiere aprovechar de nuestra amabilidad, hagamos preguntas de control para saber con que tipo de cliente estamos hablando, analicemos su respuestas, fijémonos en si el cliente es evasivo a la hora de aceptar nuestra propuesta, ¿ha preguntado el precio de la rotulación? ¿cómo ha reaccionado?, sepamos si lo que no le gusta es el precio de la rotulación o el diseño.